Playas preciosas, ciudades modernas y multiculturales, una economía creciente, todo esto está muy bien. Pero adéntrate en la Australia interior y podrás encontrar una de las extensiones más salvajes y vírgenes del planeta. El Gran Australian Outback.
Saber exactamente donde se inicia El “outback” no es fácil. No hay ninguna señal en el camino, pero puedes estar seguro que estas allí “back o’Bourke” o “in the red centre” cuando la tienda más cercana está a unas cuantas horas de camino y el ritmo de la vida lo dicta la temperatura y nada más.
El Outback es tan australiano como el canguro y el boomerang. Es enorme, caliente y no tiene mucho más que eso, excepto que el mismo tamaño lo hace increíblemente bello. Los rojos, ocres, naranjas, el sometimiento de los elementos y las enormes distancias hacen de este un lugar como ningún otro en el mundo.
Es tan de otro mundo, de hecho, que sirvió como escenario perfecto para películas como Mad Max y la película de carretera de culto gay Priscila de Queen of the Desert.
El Outback está allí para el viaje. El viaje debe ser largo, caliente y polvoriento. Conducir por el Nullabor o hacer en un 4x4 caminos sin asfaltar debe estar entre los mejores viajes por carretera del mundo. No se trata del destino; se trata de conducir por horas y no ver un alma en la carretera. Se trata de la vida salvaje prehistórica y el sentimiento de aislamiento que es tan difícil de encontrar en otra parte del mundo. Se trata de ver el Great Southern Land como estaba antes de la colonización europea: hogar del pueblo Aborigen que ha vivido por miles de años bajo el sol abrasador y muy lejos de las preciosas playas y confortables ciudades que disfrutamos en la Australia del siglo XXI.
Para muchos australianos saber que el Outback está ahí les consuela, aunque realmente pocos lo visitan alguna vez. Pero si tienes el tiempo y el espíritu aventurero, cruzar el Outback de este a oeste o de norte a sur es un viaje que te acompañará para siempre.