Quinto y penúltimo capítulo de la aventura de Laura. Sus ultimas horas en Australia, sus últimas fotos, últimos paseos. Esto se acaba... con las mejores vistas posibles de Sydney. Nos quedamos con esta frase "no estoy de vuelta aún y ya sé que quiero volver otra vez".
Último fin de semana en Sydney y se va acercando lo inevitable. Esto está llegando a su fin… El viernes, aprovechando que era mi graduación en la escuela, quedamos todos los compañeros de clase para celebrarlo y decidimos ir a un restaurante español. La verdad es que estaba un poco nerviosa porque quería que a mis compañeros les gustara nuestra comida. Pedimos sangría, albóndigas en salsa, patatas bravas, calamares, langostinos, chorizos a la sidra y paella. ¡No podían parar de comer! Les encantó nuestra comida y salieron de allí diciéndome que sin duda vendrían a visitarme a España. Comenzaron las primeras despedidas
y las primeras lágrimas.
Al día siguiente quería aprovechar para despedirme de todo lo que es el centro de Sydney y una amiga y yo fuimos hasta allí. Paseamos por The Rocks, la zona más antigua de la ciudad, donde había un montón de puestos por el famoso mercado de los fines de semana. Se nos hizo tarde y decidimos comer. Nos encontramos con un puesto donde vendían pinchos de canguro y cocodrilo. Total, era mi último fin de semana y había que aprovechar… Decidimos probarlos. Para mi sorpresa la carne estaba increíble. Siendo sincera me gustó bastante más el canguro que el cocodrilo, pero no sabría deciros con qué tipo de carne se puede comparar.
Una vez que terminamos, cogimos un ferry y cruzamos al lado opuesto de la bahía para hacer varias fotos desde allí y nos dirigimos hacia Luna Park, donde pasamos un rato hasta que volvimos al centro. Teníamos entradas para subir al Sydney Tower Eye a partir de las 3 de la tarde, así que nos fuimos hasta allí. Cuando llegamos lo primero que nos dieron fueron unas gafas 4D para ver una especie de corto donde muestran un poco más sobre la ciudad. Cuando acabó, subimos hasta arriba de la torre, que tiene unos 250 metros, siendo el edificio más alto de Sydney. Las vistas desde allí son espectaculares. No exagero si os digo que tomé más de 100 fotos desde arriba.
Esperamos al atardecer allí arriba para disfrutar también de las vistas nocturnas de la ciudad. Cuando acabamos bajamos y fuimos hasta la Ópera porque a las 7 de la tarde había un espectáculo de luces en uno de los laterales. Aproveché para hacer las últimas fotos de la bahía, la Ópera y el puente. ¡No quería irme de allí! Para finalizar el día y por último, fuimos hasta Darling Harbour porque habíamos leído en Internet que todos los sábados había allí fuegos artificiales, pero esperamos allí durante una hora o más y no tuvimos la suerte de poder verlos.
Al día siguiente había quedado con dos compañeros para realizar mi última excursión por allí. Íbamos a ir a Royal National Park. Madrugamos y nos dirigimos hasta Cronulla Beach, donde tomamos un ferry para realizar el costal walk y llegar hasta Wedding Coke. Andamos durante al menos 3 horas recorriendo paisajes impresionantes. Creo que sin duda fue de las mejores despedidas. Vimos el atardecer en un pequeño puerto cercano a una playa que había por allí. A la vuelta aprovechamos para cenar en un tailandés y tras esto, fui a dar la última vuelta por Darling Harbour, ya que para mí es de los sitios más bonitos en Sydney.
La última imagen desde allí y el rato que pasé mirando los edificios mientras pensaba que al día siguiente estaría de vuelta a España es algo que recordaré para toda la vida. Aún me queda un último diario para contaros todo sobre la escuela, los compañeros y cómo han sido la mayoría de los días que he pasado en esta ciudad, pero no quiero terminar este blog sin daros las gracias desde lo más profundo de mi corazón. Gracias porque, para mí, ha sido la experiencia más increíble de mi vida. No estoy de vuelta aún y ya sé que quiero volver otra vez.