Continúa la aventura de
Laura, que nos cuenta esta vez cómo le fue su segundo fin de semana de un lado para otro de Sydney. No os lo perdáis, no tiene desperdicio.
Laura nos desvela en este episodio cómo
"pasear en una ciudad a miles de kilómetros de casa" y dónde ir para ver cosas interesantes si estás en Sydney y tienes un hueco libre. Además también relata la experiencia de su primer encuentro frente a frente con un canguro, ese momento que todos los que vamos a
Australia jamás olvidamos durante el resto de nuestra vida.
Llegamos al segundo fin de semana en Sydney, el tiempo está volando por aquí. El sábado cuando amanece está lloviendo, así que opto por quedarme en casa por la mañana, pero por la tarde empiezan a asomar los primeros rayitos de sol y decido vestirme e irme a pasear al centro.
Llego a Circular Quay y encuentro centenares de personas paseando, comiendo, bebiendo. Había un mercadillo de comida típica de cada país, donde también había un bar de tapas españolas. Seguí caminando y la música sonaba por todas partes. Entré en la parte del paseo, donde se toman las mejores fotos de la Ópera y el puente. Allí pasé un buen rato haciendo fotos y algún que otro vídeo. Las vistas eran magníficas y nadie quería perderse aquello. Mi tarde se basó en eso, en pasear por aquella zona, debajo del Harbour Bridge y limitarme a tomarme un rato de relax en el medio de una ciudad situada a miles de kilómetros de casa.
El domingo fue diferente. Había quedado con dos compañeros de clase para dirigirnos a Morisset Park. Morisset Park es un parque natural situado al norte de Sydney donde, además de encontrar unos paisajes maravillosos y una naturaleza envidiable, se pueden ver canguros en libertad. ¡Y no solo verlos! También se pueden tocar y son súper amigables. Fuimos hasta allí en tren. El viaje dura aproximadamente dos horas, pero en mi opinión merece bastante la pena. Cuando llegamos nos encontramos un poco perdidos sobre cómo llegar al lugar exacto donde estaban los canguros, pero la gente del lugar es muy amable y ellos mismos te van orientando hasta donde ir.
Excursión a Palm Beach
Pasamos el día completo allí disfrutando de la compañía de aquellos animalillos a los que ninguno habíamos visto antes, haciendo mil fotos, riéndonos, etc. Cuando ya se nos estaba haciendo tarde decidimos volver, pues nos esperaban otras dos horas de vuelta en el tren. Y básicamente en eso consistió nuestro domingo. El lunes no teníamos clase, por lo que había que aprovechar para ir a algún sitio que estuviese alejado o que requiriera tiempo suficiente para ir, y decidí irme hasta Palm Beach.
Tuve que coger tres autobuses para llegar hasta la playa, pero realmente mereció la pena. Palm Beach está situada en un suburbio (extrarradios de la ciudad) al norte de Sydney. Es como una pequeña península donde hay playa a cada lado. Empecé a caminar por la parte oeste y me dirigí hasta el faro que hay al final. Una vez estás abajo hay numerosas señales que te indican cómo subir, puesto que hay dos caminos, uno con escalones y el otro es con rampas, ambos a través de una naturaleza salvaje. El camino no es exageradamente duro, pero era la una de la tarde cuando yo me dispuse a subir, el sol pegaba muy fuerte y se me hizo realmente largo. Sumémosle a todo esto que iba con un susto que me moría en el cuerpo porque pensaba que iba a encontrarme una serpiente en el camino (jajaja).
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Aun así, a pesar del ascenso, las vistas desde arriba son espectaculares, merece mucho la pena. Desde arriba puedes ver las dos playas situadas a los lados de esta 'península' y la costa situada enfrente de ella. Había además carteles indicando que era frecuente ver ballenas allí arriba, pero no tuve ese privilegio. Cuando estuve un buen rato arriba haciendo algunas fotos, decidí bajarme y caminar por la playa al Este y sentarme relajada un rato hasta que se me hizo tarde y tuve que volver, por supuesto, volviendo a coger los tres autobuses mortales. Si tenéis tiempo y os gustan las playas y además la naturaleza, Palm Beach es realmente bonita, o al menos a mí me ha gustado muchísimo.
Con esto acabo por hoy, y os sigo contando más en el siguiente. ¡Muchísimos besoooos!