Elegí Australia por muchísimas razones. El clima, sus ciudades, la gente… Pero quizás el motivo que más me animó a tomar la decisión de saltar hasta las antípodas era las oportunidades de trabajo que Australia ofrecía. Europa sigue viviendo una fuerte crisis que es absolutamente palpable en la sociedad. No hay tanto trabajo como antes, eso todo el mundo lo sabe, pero en Australia la crisis pasó de refilón y está más que superada.
Desde un principio sabía que venir aquí iba a ser una experiencia que recordaría el resto de mi vida. Y así lo está siendo. Además de aprender inglés y de las increíbles vivencias que estoy teniendo la suerte de disfrutar, sin duda aquí he aprendido a espabilarme, a saber lo que cuesta ganarse por uno mismo las cosas, y a la vez lo gratificante que es cuando te esfuerzas en hacer lo mejor posible tu trabajo y obtienes recompensa. Con 19 años, con apenas un año de carrera acabado y experiencia en trabajillos de verano, sería prácticamente imposible encontrar en Barcelona un trabajo que compaginado con las clases me diera para pagarme por mi mismo la vida. Pero como ya he dicho, en Australia las cosas van mejor y yo llegué aquí decidido a poner toda mi energía en encontrar trabajo. Y la verdad que fue dicho y hecho. Necesité las dos primeras semanas para “aterrizar” en el día a día de aquí, y tras asistir a mi escuela (Shafston) a una charla de consejos sobre cómo encontrar trabajo en “Hospitality”, (en Gold Coast funciona el método “face to face”, de llevar el currículum en persona al encargado, contarle brevemente que estás buscando trabajo y que tienes experiencia, y demostrarle que verdaderamente tienes ganas de trabajar allí con ellos) y todo eso en inglés! Y para uno que tenía el inglés un poco oxidado pues implicó un esfuerzo considerable, aunque tengo que decir que la suerte jugó de mi lado, y es que el segundo viernes que pasaba en Gold Coast fue el primer día que me puse a buscar trabajo, y ese mismo día encontré!
Había estado repartiendo CV (Resume, como lo llaman aquí) en unos 10 restaurantes y 5 hoteles. Tenía claro que quería encontrar algo de cara al público, que me forzara a usar el inglés en situaciones reales, que es cuando realmente aprendes y mejoras.
Aquella tarde, me llamarón del “Fabio´s Greek Café” en Broadbeach, y me dijeron que trabajaría al día siguiente de prueba y si les gustaba podría trabajar allí. Y les gusté, y eso que al principio andaba algo perdido; tomar nota y servir entendiendo el 100% de lo que me decían era una misión casi imposible, pero la verdad que la mayoría de los australianos son comprensibles y agradecen que estés haciendo un esfuerzo para servirles lo mejor posible en su idioma. Así que eso me animaba, y poco a poco me daba cuenta de que mi inglés y mi acento erán cada vez mejor.
Melbourne tiene la mayor comunidad de griegos fuera de Grecia, y Gold Coast es uno de los destinos favoritos de la gente de Melbourne, así que era muy común que vinieran descendientes de inmigrantes griegos al restaurante. Siempre nos preguntaban a los camareros si éramos griegos, y los otros simplemente decían no, yo en cambio intentaba ganármelos diciendo que éramos casi primos, que yo era español, de Barcelona, y que ambos compartíamos la cultura y tradición mediterránea. A veces comentarios y buenas maneras se agradecían con propinas, y la verdad que se me daba bastante bien “camelarme” a los clientes, jeje. Algún día llegué a ganar hasta 25 $ en “tips”! Y es mucho cuando eso equivale a más de 2 horas trabajando. Mi salario era bajo la verdad, menos que la media. A penas cobraba 11 $ la hora, pero en Queensland por ley los menores de 21 años cobran menos, y los jefes tienen la excusa perfecta porque lo dice la ley. Hablando del jefe, el mío era un completo tarado! Si no era bipolar, le quedaba poco. Pasaba de la amabilidad al enfado extremo sin motivo alguno en décimas de segundo, y todos los camareros lo acabamos pagando. Pero lo intentaba compensar con las “staff party” que eran cada jueves después de cerrar, las cuales consistían en que él nos invitaba a beber todo el alcohol que queríamos (y eso es mucho decir, teniendo en cuenta lo carísimo que es en Australia). A pesar de ello, sus momentos de antipatía superaban con creces los de simpatía, aunque tengo que decir que la encargada era un encanto de mujer y eso hacía el “ying-yang” del restaurante.
Intentaba hacer el máximo de horas que podía, y alguna que otra vez echaba más trabajando de “dishwasher” y “cleaner” en la cocina. Cocina por cierto que era un caos, y siempre andábamos entrando y saliendo en medio de gritos del cocinero ultra-estresado.
Contentos estarían conmigo, porqué apenas 3 o 4 semanas después de empezar, me tocaba ser “manager” de los camareros los lunes y los martes. Eran días tranquilos, pero igualmente, era una gran responsabilidad. El trabajo que hacía de camarero era bastante cansado, pero la verdad que me quedaba con todo lo bueno que me aportaba, la experiencia y el mejorar el inglés. Y aunque solo fueran 11 $ la hora, al final de la semana acumulaba lo suficiente para pagarme el alquiler, la comida y me daba un poquillo más pagar gastarlo el viernes por la noche, así que realmente cumplía mi objetivo de autosuficiencia en Australia. Y a eso se añadía que por trabajar allí siempre cenaba gratis, y me podía también llevar comida que sobraba, así que algo más que compensaba.
Dejé este trabajo hace un par de semanas, tras decidir mudarme a Sydney por mis 2 meses de vacaciones, puesto que aquí se paga mucho mejor que en Gold Coast, y necesito ahorrar para al final de la experiencia en este gran país, poder hacer un buen viaje!!
Ahora, apenas unas horas después de aterrizar en Sydney, ya estoy planificando mañana ir en busca de trabajo. Mi primer destino serán los restaurantes españoles, a ver si la cercanía ayuda y tengo tanta suerte de encontrar algo tan rápido como en Gol Coast! Pero sin duda, no creo que sea demasiado difícil, Australia es realmente un país de oportnunidades, y además ahora empieza el verano y las Navidades, y Sydney se va a llenar de gente hasta la bandera!