Segundo capítulo del diario a bordo de Laura Partal, la ganadora de nuestra beca en Sydney y la escuela ILSC. En su primer fin de semana desde que empezó la aventura australiana, Laura salió a visitar la archi famosa playa de Bondi Beach. En principio fue solo para pasar una mañana... y se le hizo DE NOCHE conociendo los enormes encantos que tiene esta zona de Sydney.
También estuvo disfrutando de la Opera House y conociendo un fish market, pudiendo contemplar "el atardecer más bonito que he visto en mi vida", según ella misma relata. No sembramos más spoliers, os dejamos con Laura. ¡Disfrutad al menos la mitad de lo que lo hace ella!
"Hoy, en la segunda parte de este diario, os voy a hablar sobre mi primer fin de semana en Australia. Tras la primera semana de clases (que ya os contaré próximamente cómo es el funcionamiento y cómo están siendo en ILSC más a fondo) llegó el fin de semana y sabía que no podía quedarme en casa. Uno no hace miles de kilómetros para no aprovechar el país que visita. El sábado, cuando me levanté, decidí irme hasta Bondi Beach. Esta playa está situada al sureste de la ciudad (Sydney) y todo el mundo me había hablado maravillas sobre ella, incluso la había visto en muchos programas en la tele, como en Bondi Vet, donde aparece en innumerables ocasiones.
La verdad es que no tenía muchas expectativas sobre qué iba a encontrarme, pues ya se sabe que en invierno las playas no suelen estar muy concurridas y el ambiente cercano a ellas nada tiene que ver al verano, pero para mi sorpresa no fue así. Después de equivocarme de parada de autobús y andar casi 2 kilómetros para llegar, que realmente merecieron la pena porque atravesé todo Bondi viendo todas sus casas, apareció a la vista la playa. Encima de lo que viene siendo la arena hay una colina, donde había cientos de personas tumbadas en el césped, tomando algo, hablando, relajándose o simplemente mirando la playa. Es un lugar que, sin duda, tiene algo especial y engancha. No sé si será el aire surfero, el ambiente de la gente que hay allí o la playa en sí, pero es increíble el buen rollo que transmite. Decidí dar un paseo por toda la playa donde hay unas pintadas preciosas, de diversos artistas, en los muros que la rodean, puestos de helados y comida y una pequeña noria que resulta mágica.
No es difícil irse embrujado de allí con el ambiente. Había ese día un montón de surfers aprovechando los rayos de sol en el agua cristalina y en esas playas de arena tan blanca. En el lateral de la playa hay también unas piscinas que son realmente famosas que se llaman Bondi Icebergs y donde todo el mundo hace la típica foto. En ese mismo lado, hay un paseo que va atravesando diversas playas y que decidí hacer, donde las vistas del mar son espectaculares. Cuando vas paseando encuentras diversos acantilados y vas llegando hasta cada una de las playas que componen el paseo: Tamarama Beach, Bronte Beach, Clovelly Beach, Gordons Bay y Cogee Beach. El paseo es espectacular y realmente merece la pena. Cada una de las playas tiene algo que la hace especial.
Me comentaron que era temporada alta de avistamiento de ballenas y que a veces podían verse desde allí, pero no tuve tanta suerte… Fui hasta allí pensando que iba a pasar solo la mañana y me atardeció en la última playa. Es, sin duda, un lugar que merece muchísimo la pena. Una cosa curiosa que me sucedió en este paseo fue que a mitad de camino uno se adentra en un cementerio situado en primera línea de playa entre dos calas que son preciosas. Creo que no fui la única sorprendida porque todo el que pasaba por allí se quedaba con la boca abierta. A la mañana siguiente aproveché para quedarme un ratito más en la cama y una compañera de clase me llamó para que la acompañara hasta uno de los Fish Markets de Sydney a comer.
Así que pasadas las 12 me dirigí hacia el centro de la ciudad y cogimos un tren hasta uno de los Fish Markets. La verdad es que el mercado estaba bastante bien, había numerosos puestos de comida y pescaderías donde poder comprar también el pescado. Finalmente nos decidimos sobre qué comer y yo pedí “fish and chips” y ella ostras. La calidad del pescado era increíble y el sabor delicioso. Es un lugar que si venís a Sydney con tiempo merece la pena visitar. Una vez acabamos de comer en el fish market me despedí de mi compañera de clase, y como aún era temprano decidí coger un ferry y cruzar hasta el lado contrario de Opera House para tener unas buenas vistas y poder hacer algunas fotos de la bahía. Fue impresionante, creo que no he visto un atardecer más bonito en mi vida. Desde luego si vienes a Sydney es un imprescindible, tienes que ver atardecer desde aquí.
Y esto es todo para lo que dio de sí mi fin de semana, ya estoy esperando con ansia el siguiente para ver que nuevas aventuras me esperan en la ciudad y qué nuevos rincones voy a descubrir… (Continuará)".