Vivir en familia australiana es una experiencia única que te permite disfrutar y vivir desde dentro una cultura totalmente distinta a la nuestra.
Yo os quiero contar unas pinceladas de mi experiencia donde día a día aprendí las costumbres de un país semejante en algunas cosas a los británicos y muy distinto al nuestro. Mi aventura en Las Antípodas empezó llegando a Seventeen Mile Rocks, un suburbio al sur-oeste de la ciudad de Brisbane donde iba a pasar las primeras semanas en una familia australiana. El lugar era una zona residencial llena de casas queenslander, típicas en el estado de Queensland, hechas de madera y muy acogedoras. Por lo menos, eso me pareció a mí.
La zona estaba un poco alejada de la ciudad pero que, a pesar de estar lejos de la escuela, te permitía vivir de una manera distinta la vida australiana. La verdad es que ya tendría tiempo de disfrutar la vida en la ciudad más tarde. Siempre hay tiempo para todo. Además, con autobús o tren tampoco tardabas más que media hora para llegar a la city. En España, había tardado más cuando iba a la universidad en tren y metro, así que tampoco era ése un inconveniente.
Prefería al principio estar más en contacto con la naturaleza y ver, por ejemplo, a un niño corretear descalzo detrás de los turkeys . Sí, sí, descalzo, como un auténtico aussie. Ya que es típico para los australianos ir descalzo por cualquier sitio. Y sí, sí, un niño. La mayoría prefiere que no haya niños en su casa pero a mí me vino más que de maravilla y no había uno sólo, la familia tenía 4 niños. El más pequeño tenía 5 años y la mayor 15. Y esto fue beneficioso para mí pues es verdad que de los niños se aprende y mucho, de verdad. A mí me enseñaron a mejorar mi inglés entre muchas otras cosas. Les ayudaba a hacer los deberes, me contaban curiosidades de su ciudad y de sus amigos, etc. Además, me facilitaron mi primer trabajo en Australia: cuidar de ellos.
Por otra parte, la comida y los horarios fueron lo primero que vi muy distinto a lo que estaba acostumbrado. Sus horarios son como los británicos y comer a las 12 y cenar sobre las 6 o las 7 es como si te faltan dos comidas al día. En la comida a las 12, con solo un sándwich tenían la comida hecha. Para mí era como hacer un almuerzo y claro después nunca llegaba la comida. Para ser sincero diré que un poco de hambre pasé al principio, pero como en todo en esta vida al final uno se acostumbra. También hacía “trampas” y almorzaba o merendaba muchas veces.
En cuanto a los horarios, los australianos madrugan muy temprano ya que amanece muy pronto y se acuestan también pronto pues la cena la hacen sobre las 6 de la tarde aproximadamente, como decía anteriormente. No tardé en coger la rutina pero como se agradecía que llegase el “weekend”.
Otra cosa que me llamó mucho la atención fue lo deportistas que son en Australia. El deporte es una forma de vida. Por ejemplo, todos los niños hacían algún tipo de deporte, ya sea en el colegio o como actividad extraescolar. El más pequeño jugaba al rugby y todos los sábados por la mañana íbamos a verle jugar. Aún hoy en día sigo sin entender ese deporte. Una de las niñas jugaba al tenis y el más mayor practicaba remo. El ambiente ayudaba mucho a practicar deporte. El padre salía a correr con su perro siempre que podía, aprovechando que tenía que sacarlo a pasear. Yo le acompañé en numerosas ocasiones y me contaba lo diferente que es la vida en Australia con respecto a España. Yo echaba de menos nuestro país, mi ciudad y mi familia, obviamente. Pero siempre acababa diciendo: “pero que bien se vive aquí” porque él me hablaba muchas veces de la importancia de tener trabajo y poder darle a su familia todo lo que necesitaba.
La verdad es que con el tiempo me doy cuenta de que, en la otra parte del mundo, encontré a otra familia, a unas personas que me cuidaron y me enseñaron a vivir lejos de casa como si estuviese en casa, gente a la que siempre estaré agradecido y a la que siempre tendré en el recuerdo y en mi corazón. Por supuesto, a todos los que tenéis pensado ir a Australia os recomendaría disfrutar de esta maravillosa experiencia que es vivir con una familia australiana, aunque sea unas semanas, será una experiencia única y que siempre llevarás contigo.