Ana es una joven arquitecta de Xàtiva en Valencia de 26 años que ha venido a Melbourne para estudiar Inglés ILTS. Durante los últimos 8 años ha vivido y trabajado en Valencia y anteriormente vivió en Amsterdam donde trabajó como arquitecta, por lo que ya tiene experiencia de vivir en el extranjero. Le apasiona el cine, viajar, comer, escribir y en general, la gente, la cultura y las historias.
1.¿Por qué decidiste venir a vivir a Australia?Volar a Australia no fue una decisión fácil. Tampoco fue tomada a la ligera. Fue algo que desde ya hace un par de años rondaba mi cabeza y fue tomando fuerza durante los últimos meses, hasta que tan sólo dos meses antes de emprender esta aventura tomé la decisión de forma definitiva.
Decidí venirme por muchos motivos, tanto personales como laborales, pero en resumen podría decirse que era el momento adecuado.
Una vez tomada la decisión de viajar a Australia quedaba concretar la ciudad, y, por las oportunidades que ofrecían, Sydney y Melbourne resultaban ser los destinos más interesantes. No fue difícil elegir: alguien me dijo que Sydney estaba llena de (interesantes) surferos australianos; y Melbourne estaba plagada de cafés y cultura. Me decidí por Melbourne, evidentemente.
2. ¿A qué te dedicas en Australia? ¿Estudias? ¿Trabajas?Estoy preparándome el IELTS, un certificado de inglés, por lo que estoy yendo a clases de inglés todas las mañanas. Decidí venirme con mis ahorros por un tiempo muy limitado (3 meses) para aprovechar al máximo la experiencia y poder subsistir sin tener la necesidad imperiosa de trabajar mientras estudiaba. Cuando termine el curso de inglés comenzaré a buscar trabajo como arquitecto.
3. ¿Cómo definirías a Australia como país para vivir?Difícil describirlo con palabras. Todo es muy diferente a España. Quizá la diferencia más grande está en la filosofía de vida de la gente. Aquí en Australia, por lo que conozco (no quiero generalizar, simplemente hablo desde mi experiencia), los australianos son gente relajada, les gusta disfrutar de la vida, y para ellos es, principalmente, tener una casa en el campo/playa donde hacer barbacoas y disfrutar de la naturaleza y de practicar algún que otro deporte.
Hay un contraste tremendo entre la ciudad y el campo; y, por tanto, entre la vida en la ciudad y la vida en el campo. Resulta increíble que a tan sólo una hora en coche de Melbourne apenas tengas cobertura y te encuentres en medio de la nada, rodeada de esos árboles tan peculiares y exóticos. Y puedas ver tantas estrellas en el cielo nocturno…
La vida en Melbourne es… excitante, se podría decir. Siempre hay algo que hacer en Melbourne. Es una ciudad extremadamente multicultural, que ofrece un sinfín de posibilidades gastronómicas, festivales, eventos, mercados… Es sin duda una urbe, digamos, moderna, joven. Pero, a diferencia de otras, ésta si duerme.
Es curiosa la forma en la que se organiza la ciudad: un distrito que, aunque se llama CBD (Central Business District), incluye también torres de viviendas y distintos usos que hacen que tenga vida a todas horas del día. El resto de la ciudad es una vastísima extensión de casas unifamiliares entre las que, de vez en cuando, surge algún que otro bloque de viviendas, que se organizan por “suburbs” o barrios en los cuáles hay una o dos calles principales que acogen las cafeterías, restaurantes, tiendas, etc., es decir, los usos terciarios; y el resto es totalmente residencial. Es interesante porque, aunque la ordenación de la ciudad refleja un poco la manera anglosajona de vivir separando vivienda y trabajo, realmente existe algo de europeo en este orden (a los aussies les encanta decir que Melbourne es la ciudad más europea de Australia), de manera que cada barrio tiene, digamos, su propio centro de ocio, o, más bien, sus calles de ocio; y, por lo tanto, de ahí esta forma (europea) de vivir realmente la ciudad, de disfrutar de sus calles y de salir a tomar café.
4. ¿Estás probando cosas nuevas?Todavía no he surfeado, aquí en Melbourne no es tan típico, las playas no son las idóneas, pero si estoy probando muchas cosas nuevas, sobretodo en lo referente a la comida. Melbourne tiene una amplísima oferta de restaurantes y bares de comidas típicas de distintas regiones del mundo. He de reconocer que me he hecho muy fan del Pad Thai, que no había probado hasta ahora.
5. ¿Qué es lo que más echas de menos de España? ¿Y lo que menos?Echo de menos las persianas, el arroz al horno de mi abuela, salir a tomarme una caña con mis amigos, las croquetas de boletus y los miércoles de cine a 4 euros, entre otros muchos. No echo nada de menos la televisión en general, los programas de televisión, todas las noticias relacionadas con el politiqueo y/o Belén Esteban.
6. ¿Has viajado por el país? ¿Qué es lo que más te ha gustado de lo que has visto hasta ahora en Australia?He viajado bastante por los alrededores de Melbourne. He hecho parte de la Great Ocean Road, haciendo escala en los doce (cinco o seis) apóstoles, Port Campbell, Torquay, Apollo Bay y Warrnambool. He visitado the Grampians, un parque natural a unas tres horas de Melbourne. También Mornington Peninsula, Phillip Island y Wilsons Prom. Tipicos viajes de fin de semana de alquilar un coche y disfrutar de la carretera, haciendo noche en alguna casa típica australiana de costa. Las playas. Las playas son espectaculares. Estoy enamorada de todo el paisaje costero de Victoria, entre acantilados y playas.
7. ¿Qué consejo le darías a otros jóvenes que estén pensando en viajar a Australia para estudiar y trabajar?Que se animen a hacerlo porque realmente la experiencia vale la pena. No es fácil. Yo reconozco que en apenas (sólo) dos meses he tenido algún episodio grave de nostalgia y morriña. España está muy lejos. No es como coger un avión a Londres y plantarte allí en un par de horas y de euros. Pero, como digo, la experiencia de vivir aquí por un tiempo es muy enriquecedora. Por muchos motivos que es mejor descubrir por uno mismo. Además, por supuesto, se aprende una barbaridad de inglés. Entender a los aussies es tener un nivel de inglés avanzadísimo.
Si quieres leer el resto de su historia en Australia, no te pierdas el BLOG personal de Ana.